Mojones. Marcas y huellas. Personas imborrables.

 

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Recuerdo a un profesor del Seminario Bíblico que hablaba de los “mojones” (señales, no se asusten amigos chilenos) que hay en nuestro camino. Él decía que estos mojones son personas que nos marcar el lugar por donde andamos. Nos guían hacia el sentido correcto en el que debemos andar. Cuando miramos atrás los vemos, y nos recuerdan situaciones específicas de nuestras vidas.

Ayer fue un día especial. Como todos los primeros lunes de cada mes, me dirigí hasta el Templo de Visión de Futuro en Buenos Aires. Allí pastores y líderes nos reunimos para orar por nuestra Nación. No es la primera vez que se hace, pero en los últimos meses lo hicimos convocados por lo que sería el Festival con Luis Palau en Buenos Aires.

La verdad que llegar a este lugar siempre significó recibir bendición tras bendición. Los hermanos y hermanas nos tratan de primera. Es un gozo tenerlos cerca, es sentir que somos verdaderamente hermanos. Hace unos meses comencé con una dieta para controlar mi peso. Después del segundo mes una hermana que siempre nos recibió con café y mucho amor, me llama a parte y me pregunta: “¿Qué estás haciendo? Se te ve muy bien y me bendice que te estés cuidando”. Esa hermana se llamaba Olga.

Olga, Olguita como le decíamos, trabajó desde sus 18 años en casa del Rev. Omar Cabrera y su esposa Marfa, cuando éste matrimonio partió a la presencia del Señor, para Olga fue un tiempo difícil, sus pastores, sus jefes, eran su familia. Pero para Gloria de Dios Olga siguió trabajando y dando mucho en medio del ministerio de Visión de Futuro. Como dije, era esa hermana especial que siempre nos tenía listo el cafecito caliente y nos recibía con la mejor de las sonrisas.

La última vez que nos vimos fue el 12 de marzo de 2008, fue un día de mucho trajín. Estuvimos en el Templo desde la mañana hasta la tarde tarde con un Seminario para Emprendedores que brindó la Asociación Luis Palau. Culminando el evento, me senté junto a Olguita entre cajas que teníamos en un depósito y le dije: “Querida, el lunes 7 te veo y almorzamos juntas después de la reunión de oración. Vos me bendecís mucho y quiero ahondar en amistad con vos”. Ella sonrió, me dio un abrazo y aceptó. Habíamos orado un par de veces juntas. Ella me alentaba mucho con mi control de peso. Cada vez que me veía me decía algo lindo. En Febrero nos vimos más seguido que lo normal, fui más veces a visitar el Templo por diferentes actividades y Olguita siempre en la puerta, atendiendo a la gente, en la librería sirviendo. Un verdadero ejemplo.

Ayer, fue lunes 7 de abril. Llegué tarde a la reunión de oración. Miré y no la ví. Seguí de largo. Entré al recinto, hice un par de cositas que debía hacer y volví a salir al hall. Miré y Olguita no estaba. Me parecía raro. Como a los 10 minutos le pregunto a una de mis compañeras si la había visto. Mi compañera me dio la noticia: Olguita está en la presencia del Señor. En el mejor lugar. En aquel lugar que tanto amó. No pude contener las lágrimas. Humanamente saber que no está es difícil ¡teníamos un compromiso de comer juntas! – pensé.

Luego vi al pastor Omar Jr. le comenté el impacto que fue recibir la noticia. Me abrazó y recibió mi aliento, y me consoló con su abrazo. Luego me dio detalles. Olguita falleció en un accidente, una motocicleta la atropelló. No pude dejar de pensar en ¡cuán vulnerables somos! Aun no es tiempo de nuestra inmortalidad.

Luego en mi casa, volví a pensar en Olguita. En su vida. En como impactó la mía y la huella que me dejó. Me quedé con ganas de conocerla un poco más en profundidad. No puede. Pero se me ocurrió escribir estas líneas en homenaje por su testimonio. Sin lugar a dudas hay muchos y más sentidos que el mío. No pude despedirme de ella, y lo hago de esta manera. ¡Hasta pronto hermana! ¡Nos vemos allá arriba!

13 comentarios de “Mojones. Marcas y huellas. Personas imborrables.”

  1. Ay, Lizzie, se me escapan las lágrimas al leer esto. No conocí a Olguita, pero gracias por presentármela a través de tus letras. Me imagino cómo te sentiste al escuchar la noticia. ¡Y un accidente de moto! Me recuerda lo frágil que es la vida.
    Gracias, amiga, por compartir. Recibe el consuelo de lo alto.

  2. Si, Keila… no pude dejar de pensar en la fragilidad de la vida. Creo que me impactó pensar en que estuve con Olguita dos o tres días antes de su partida. Pero también está aquello de estar preparada para el encuentro con el Señor, en eso reflexioné en estos días. ¡Gracias por escribir!

  3. Natasha, ¡gracias por leer y escribir unas líneas! Como dije, me hubiese gustado conocer a Olguita en profundidad y ésta fue mi manera de despedirla por un tiempo, hasta que nos veamos en la Presencia del Señor.

    Bendiciones

  4. Lizzi, afirmo lo que escribes sobre Olguita, en verdad era alguien Especial. Creo que cada persona que pudo compartir algo con ella de seguro le ha dejado una huella inborrable en su corazón.-
    Muy bueno tu homenaje
    Matías, de esperanza

  5. Gracias Matías! ¿Conociste a Olguita?… La verdad que todavía no caigo, es como que quiero ir a verla. En fin, el Señor me dará ese privilegio cuando estemos en Gloria ¿verdad?

    Saludos!

  6. Hoy, buscando unas fotos de ROC y la Sra. Marfa para mostrar en la Reunión de Jóvenes, encontré esto, es un enorme placer para mi, saber que mi gran amiga Olga, dejó huellas en muchos de nosotros.
    Hermoso homenaje Lizzie!!!

  7. Changos, si que extraño esa mujer. Extraño la manifestación de Dios atraves de su vida. La extraño un montón. Era esas personas que si necesitabas un consejo estaba siempre su oído preparado. Se me escapa una sonrisa cada ves que la recuerdo. Murio un lunes a la noche. Yo la salude a la pasada ese lunes. Me detuvo en mi rauda huida de la iglesia ya que era tarde. Pare… le di un beso y me fui.
    Dios hace las cosas de una manera muy rara. El muchacho que atropello a Olguita era un muchacho que antes venia a la iglesia. Que por lo que tengo entendido luego del hecho volvió a Dios.
    Como dije antes Extraño la manifestación de Dios atraves de Olgita. Gracias por recordarla con esta nota.

  8. La conocí desde bien chiquito. Mi deseo es que honremos su memoria al seguir su ejemplo. Gracias Señor por ponerla en nuestras vidas.

  9. Gracias por este homenaje a Olguita.
    La conocí de cerca. Ella fue la persona que me enseñó a interceder. Me discipuló desde mis 12 años. Aprendí mucho a su lado.

    Obviamente se me escapa algún lagrimón recordándola… en fin, el consuelo es saber que está en el mejor lugar.

    Me sumo con estas líneas a honrar la memoria de quien fuera mi primer mentora/líder, etc…

    Señor Jesús… sé q ella no me va a escuchar, por eso, te pido un favor grande, mandale un abrazo fuerte de mi parte. Decile que ya vamos a compartir tiempo allá arriba y le voy contar todo lo q logré y no pudo ver.
    Gracias por habernos regalado alguien tan especial como ella…

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