Soltar el pasado

Vives una sola vez en la vida como para anclar en el pasado, sobretodo cuando echas ancla en el dolor. Pasan los días, las semanas, los meses y los años… hasta que aquello que alguna vez te dijeron parece ser verdad.

El tiempo cura todo

El problema es cuando pasa el tiempo y cada tanto te llegan esas imágenes guardadas en tu mente. Te sacuden. Te inmovilizan. Te enojan. Te hacen reaccionar. Y las vuelves a olvidar hasta que un olor, una ciudad, una sensación intenta ponerte allí, en ese indeseado lugar. Sigue pasando el tiempo, los años son lustros y décadas de a par. Entonces te siguen relacionando con un tiempo, una situación, una circunstancia y hasta lo menos pensando: esa persona que borraste de la faz de tu mente, de tu vida y en especial de tu corazón. Sin quererlo se genera un diálogo que tuvo el peor testigo, el pasado que asecha. Intentas seguir tu camino, pero el pasado habla con el presente mientras miras al futuro. Y de pronto te detienes. Piensas. Llevas tu mano a la barbilla y con el dedo índice rascas tu nariz. Observas y decides. Ahora eliges tus batallas. Ya no vas contra molinos de vientos sin medir las consecuencias. Mientras que el pasado y el presente hablan. Confabulan. Hasta que el pasado por fin derrapa y propone volver a ser lo que no es. Reaccionas. Te das cuenta que está probando. Se ríe de ti como siempre lo hizo: burlonamente. Vuelves tu mano a la barbilla. Rascas tu nariz. Saludas:

«Lo siento. Esto es demasiado para mi. Que tengas una buena vida. Adiós».

El presente entiende, pero el pasado se victimiza. Intenta un saludo cortes. Busca seducirte. Pero tu, que todavía mantienes tu mano en la barbilla, fuiste capaz de huir de quien más dolor te ha causado en la vida.

Una vez mas se escucha a lo lejos un viejo tango.

Que gran error volverte a ver
Para llevarme destrozado el corazón
Son mil fantasmas al volver burlandose de mí
Las horas de ese muerto ayer

Miras por sobre el hombro hacia atrás pero volteando hacia adelante. Porque nunca se ganaron batallas de espaldas a la realidad.

I’m sorry. This is too much for me. Have a good life! Bye-bye!

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