Tengo un amigo de la infancia, de esos que veía pocas veces al año. Ambos somos hijos de pastores y nos veíamos dos o tres veces en conferencias de pastores, en congresos denominacionales, en campamentos de niños (o de jóvenes de acuerdo fueron pasando los años). Mi amigo es músico, en aquellos años componía y recuerdo una canción que me gustó mucho cuando se la escuché cantar por primera vez. No sé si hoy Edu se acordará de esa canción, pero el título era «Círculos concentricos sin fin«. Me acordé de esta canción pensando y leyendo un escrito de Paulo Coelho «Cerrando Círculos» que me recomendó una amiga hace un par de horas.
Para ser sincera nunca leí nada de Coelho, quizás por prejuicio, quizás por desinterés, quizás por ignorancia, quizás porque nunca antes nadie me puso frente a mi un escrito como éste.
Me llama la atención como con tanta simplicidad resuelve lo que para muchos de nosotros es un tema candente, difícil de asumir. Yo soy así, como describe el autor que una persona no debe dejar que le suceda. Pero soy así. Jamás cierro una puerta y cuando lo hago es porque me siento vencida, impotente y a veces la herida parece mortal (nunca lo es, sigo viva a pesar de los errores cometidos). Esto de desprenderse es algo que me cuesta asimilarlo… acabo de levantar la vista hacia la pizzarra de corcho que tengo en la cocina. Ahí hay fotos, hay recuerdos, hay mucho pasado que debería olvidar o dejar en su lugar: en el pasado. Quizás sea tiempo de remover esas fotos y llenarlo con otras más actuales, más presentes, que tengan más que ver conmigo hoy. Con quien soy hoy… acuerdo con Coelho, no soy la misma persona de hace tres horas… algo nuevo empieza a gestarse y quiero estar lista y libre para disfrutarlo.
Te dejo el escrito… ¡Disfrútalo!
CERRANDO CÍRCULOS
Por Paulo Coelho
Novelista Brasilero
Siempre es preciso saber cuándo se acaba una etapa de la vida. Si insistes en permanecer en ella más allá del tiempo necesario, pierdes la alegría y el sentido del resto. Cerrando círculos, o cerrando puertas, o cerrando capítulos, como quieras llamarlo. Lo importante es poder cerrarlos, y dejar ir momentos de la vida que se van clausurando.
¿Terminó tu trabajo?, ¿Se acabó tu relación?, ¿Ya no vives más en esa casa?, ¿Debes irte de viaje?, ¿La relación se acabó? Puedes pasarte mucho tiempo de tu presente «revolcándote» en los porqués, en devolver el cassette y tratar de entender por qué sucedió tal o cual hecho. El desgaste va a ser infinito, porque en la vida, tú, yo, tu amigo, tus hijos, tus hermanos, todos y todas estamos encaminados hacia ir cerrando capítulos, ir dando vuelta a la hoja, a terminar con etapas, o con momentos de la vida y seguir adelante.
No podemos estar en el presente añorando el pasado. Ni siquiera preguntándonos porqué. Lo que sucedió, sucedió, y hay que soltarlo, hay que desprenderse. No podemos ser niños eternos, ni adolescentes tardíos, ni empleados de empresas inexistentes, ni tener vínculos con quien no quiere estar vinculado a nosotros. ¡Los hechos pasan y hay que dejarlos ir! Por eso, a veces es tan importante destruir recuerdos, regalar presentes, cambiar de casa, romper papeles, tirar documentos, y vender o regalar libros.
Los cambios externos pueden simbolizar procesos interiores de superación. Dejar ir, soltar, desprenderse. En la vida nadie juega con las cartas marcadas, y hay que aprender a perder y a ganar. Hay que dejar ir, hay que dar vuelta a la hoja, hay que vivir sólo lo que tenemos en el presente.
El pasado ya pasó. No esperes que te lo devuelvan, no esperes que te reconozcan, no esperes que alguna vez se den cuenta de quién eres tú. Suelta el resentimiento. El prender «tu televisor personal» para darle y darle al asunto, lo único que consigue es dañarte mentalmente, envenenarte, y amargarte.
La vida está para adelante, nunca para atrás. Si andas por la vida dejando «puertas abiertas», por si acaso, nunca podrás desprenderte ni vivir lo de hoy con satisfacción. ¿Noviazgos o amistades que no clausuran?, ¿Posibilidades de regresar? (¿a qué?), ¿Necesidad de aclaraciones?, ¿Palabras que no se dijeron?, ¿Silencios que lo invadieron? Si puedes enfrentarlos ya y ahora, hazlo, si no, déjalos ir, cierra capítulos. Dite a ti mismo que no, que no vuelven. Pero no por orgullo ni soberbia, sino, porque tú ya no encajas allí en ese lugar, en ese corazón, en esa habitación, en esa casa, en esa oficina, en ese oficio.
Tú ya no eres el mismo que fuiste hace dos días, hace tres meses, hace un año. Por lo tanto, no hay nada a qué volver. Cierra la puerta, da vuelta a la hoja, cierra el círculo. Ni tú serás el mismo, ni el entorno al que regresas será igual, porque en la vida nada se queda quieto, nada es estático. Es salud mental, amor por ti mismo, desprender lo que ya no está en tu vida.
Recuerda que nada ni nadie es indispensable. Ni una persona, ni un lugar, ni un trabajo. Nada es vital para vivir porque cuando tú viniste a este mundo, llegaste sin ese adhesivo. Por lo tanto, es costumbre vivir pegado a él, y es un trabajo personal aprender a vivir sin él, sin el adhesivo humano o físico que hoy te duele dejar ir.
Es un proceso de aprender a desprenderse y, humanamente se puede lograr, porque te repito: nada ni nadie nos es indispensable. Sólo es costumbre, apego, necesidad. Pero cierra, clausura, limpia, tira, oxigena, despréndete, sacúdete, suéltate.
Hay muchas palabras para significar salud mental y cualquiera que sea la que escojas, te ayudará definitivamente a seguir para adelante con tranquilidad. ¡Esa es la vida!
Bello escrito,y muy cierto,gracias por compartirlo.Coehlo es un tremendo escritor, «El alquimista» y el «Manual del guerrero de la luz» son libros buenisimos,te los recomiendo.
Muchos saludos.
Hola Brisa… Una vez empecé a leer «El Alquimista» y me aburrí tanto que nunca terminé el segundo capítulo del libro. Ahí está arrumbado en mi biblioteca. Creo que desde entonces no volví a tocar un libro de Coelho. Gracias por la recomendación, veré si me animo a hacerlo.
Bendiciones!
Un escrito muy interesante.
Sin duda se pueden extraer muchas cosas buenas de él.
¡A sacudirse!
xD
Asi es amigo!
Hola Lizzie. Te cuento que recorde una cancion que hace años aprendi, en un campamento y con el correr de los años me olvide, y buscando la letra encontre tu pagina, me gusto!!, pero, te pregunto si vos sabes la letra de la cancion?, si la sabes, por favor enviamela a mi correo. Muchas gracias!!
No Laura, no la tengo. El único que podría tenerla es Eduardo, pedísela a él ¿lo tenes en Facebook? Sino por medio de algunas de las chicas de Colón seguro lo podes contactar. Saludos!
No me acuerdo mucho como era pero era algo asi….
Yo pensaba que Dios
Era un anciano de una larga barba blanca
Sentado entre las computadoras.
Tratando o al menos intentando ver
A los miles de millones de pecados diarios
Círculos concéntricos sin fin
Círculos concéntricos sin fin…
Saludos
No, no tenía nada sobre computadoras. No era así, definitivamente. Hablo de cosas de los años 80’s donde ni pensábamos en computadoras.
Yo sé que canción es pk en la iglesia la cantaba el pastor de la iglesia. Al final dice círculos concéntricos sin fin. Y empezaba. Yo pensaba que Dios era un anciano de larga barba blanca. Es muy linda la canción. Mi correo es dantepintormusico@gmail.com. Si quieres saber la canción te la consigo. Abrazooo