Guitarra, que tanto dices, que tanto guardas…

Hueco de madera fina
melancólica resignación,
6 cuerdas de tensión
afloja o aprieta
afina tu desestructurada melodía,
de tristes notas
de horas pasadas,
del tiempo que quedo atrás y el que queda por delante.

Sigue insistiendo, prácticando, argumentando
a tu cerebro la acción.
Susurra al viento tu devenir, que se lo lleve lejos
y conozca las nubes del cielo, las estrellas,
el espacio sin gravedad, donde las penas
no pesen, donde las lágrimas no se junten con la ansiedad,
sin oxígeno que alimente
al rudo mástil del control acústico, suena suave velocidad,
tacto tierno rabioso, a golpes rítmicos por el camino del deseo
y la expresión tocando,
sin querer,
el profundo y frágil sentimiento retumbando el sonido hasta donde habita
el núcleo ardiente
de un congelado corazón.

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