Hace dos años doy una clase en el Instituto Bíblico Río de la Plata, sobre el uso de Redes Sociales. Lo primero que señalo es que “Redes Sociales” y Social Media no son lo mismo. Unos son las redes de contactos que tenemos los seres humanos, como por ejemplo, el grupo del trabajo, del colegio, de la Universidad, del país, o una familia. Y otra muy distinta son las aplicaciones que usamos para fomentar las relaciones entre estas redes, que son aplicaciones, herramientas, programas como Twitter, Facebook, Ortuk, Xing, MySpace, LinkedIn, Tuenti, etc.
Muchos detestan estas aplicaciones porque las dicen generadoras de problemas. En realidad son increíbles, porque sacan de nosotros lo peor y le echamos la culpa. Es que habría que analizar quienes somos y cómo nos vemos, y si lo que decimos en las mal llamadas redes sociales se condice con lo que decimos ser y hacer. Yo creo, que estas redes nos ayudan a conocer realmente a las personas. Por aquello de “tus silencios son tuyos, tus palabras te condenan”.
Estuve varias veces a punto de dejar de usar las aplicaciones de comunicación, pero después me convencí en no hacerlo porque pueden ser una excelente herramienta para fijar posiciones, compartir noticias y expresar pensamientos. Al no tener reglas o que sus reglas sean tan amplias y que la impunidad se sienta tan presente, algunos abusan y generan problemas sociales importantes. Muchas veces yo misma, con mis opiniones (las que siempre son las mismas en las redes sociales y fuera de ellas) generé malestares. Tal vez me costó aprender y exijo eso, que lo mejor es opinar en mi muro y no en el del otro cuando opino diferente. Y si opino en casa de otro, debo buscar las mejores palabras al decir que no concuerdo. La tendencia es la defenestrar al otro, en lugar de compartir ideas y eso, eso realmente provoca la muerte de la Red Social, la real, la que entrelazan personas. Como no le vemos los ojos al otro, creemos que no hay nadie del otro lado. Y herimos a mansalva. Eso marca las vidas de las personas. Me podrán decir que este comentario es extremista, pero créanme que yo no lo soy y soy de desmitificar estas cuestiones. Pero que yo no me la crea, no significa que para otros sí sea importante la reacción on line de los demás. “Le escribí y no me respondió”, “Me respondió esto porque mirá está haciendo esto otro, fíjate lo que publica”, “Esto es un chusmerío, por eso me fijo que dicen todos para saber cómo corre la información y así puedo me defender”, “se conectó al chat, yo entré y se desconectó”… ja! Esto a mi nunca me pasa, no uso los chats, ni los mensajeros. Me estresan.
Lo cierto es que las mal llamadas redes sociales sacaron a la luz los problemas de comunicación que tenemos los seres humanos. No es fácil comunicarse personalmente para muchos, no sé por qué algunos creen que comunicarse por redes sociales es mejor.
Una gran ayuda será recordar la “regla de oro” en todas nuestras comunicaciones, personales y virtuales, en presencia o en ausencia… “No le hagas a los demás, lo que no te gusta que te hagan a ti”.