¡No! No voy a hablar de astrología. No sé ni quiero saber nada de ella. No creo en esas cosas. Pero me llamó la atención ese título en un diario de mi país. Debe ser que dicen que mi signo es virgo, aunque tengo varias amigas que nacieron cerca de mi nacimiento y somos como un mundo de diferentes. Vas por la vida mirando con asombro —aunque decís que ya nada te asombra, más si vivís en Argentina— y descubrís que se dice cada cosa.
Bueno, pero sucumbí y leí la nota. Sí, a veces tengo lecturas chatarra. Es algo así como ir a comer una hamburguesa pero sin las papas, ni las salsas, ni el bacon, ni la carne y ahora te sirven pan de papa que se desarma todo y perder la mitad de la hamburguesa en la caja en la cual te la sirven. Me llamó la atención lo brutalmente cierto de este párrafo. Evidentemente no quieren engañar más allá que después lo hacen —no terminé de leer la nota, me aburrí después del primer párrafo que compartiré a continuación. La nota dice: “Sepas o no de astrología, de los dos temas que más habla la gente por lo general es de planetas retrógrados y los eclipses. Esto genera bastante desconcierto y confusión, dado que muchos asumen que por estar un planeta retrógrado, todo se arruina y hay que dejar de hacer nuestra vida habitual. Esto no es cierto. Toda tu vida viviste estos períodos sin tener la más mínima idea al respecto, y acá estás. No te sucedió nada tan terrible, no se vino el mundo abajo. Casi todos los planetas retrogradan (algunos durante seis meses al año), entonces ¿vas a frenar tu vida por medio año? Claramente no”. Como dije ¡al menos fueron sinceros al comienzo!
Yo no sé si los planetas son retrógrados o no, no los voy a juzgar. Pero sí sé que el designio de mi vida no lo marcan los planetas, su ubicación astral y sus seudo ciencias. Una persona es responsable de sí misma y determina su camino en el sentido que hace elecciones que la llevarán por el camino bueno o por el malo. La Biblia habla del libre albedrío —es la creencia de aquellas doctrinas filosóficas según las cuales las personas tienen el poder de elegir y tomar sus propias decisiones— así, clarito y al pié.
Los filósofos hablaron mucho de este estadio de libre elección. Para Sócrates, por ejemplo, el libre albedrío “es más bien un signo de inferioridad, que nos hace sin duda superiores a los animales, pero también inferiores a los dioses. El verdadero sabio, que sería en definitiva un dios, podría prescindir del libre albedrío y sería superior a aquellos que disponen de él”. ¡Rebuscado! Aunque peor lo veo a Friedrich Nietzsche quien sostenía que “lo que se llama libre albedrío no es más que el sentimiento de superioridad respecto de quien debe obedecer”. Mmm… ¡más de lo mismo!
¡La libertad avanza!
Tampoco estoy haciendo una campaña proselitista a favor de Javier Milei —es el candidato a presidente por los libertarios en mi país y así se llama su agrupación política. Es de ultraderecha con ideas extremas y opuestas al gobierno actual del país—. Decía que la libertas avanza cuando tomas la decisión de hacer cambios en tu vida. Te pueden pasar cosas. ¡Siempre pasan cosas! Lo interesante es aprender a recibir los embates de la vida como parte del juego. No quedarse en ese lugar estanco y echar culpas a diestra y a siniestra.
La Biblia dice en Hechos 16:31 “—Cree en el Señor Jesús; así tú y tu familia serán salvos” (NVI). Eso no es un certificado de garantía contra las “malas vibras”, ni derecho a reintegro por malas decisiones. Significa que tomes las decisiones que tomes lo hagas creyendo en que Dios te protege y te cuida a pesar de tus dotes de mal tomador de decisiones.
Si Mercurio está en retrógrado, dale una limonada que se hidrate bien y sonreí frente a cualquier circunstancia. Sí, a veces no se puede sonreír. Pero tan todo intentar hacer el gesto ya te saca del mal momento. No te vendo un evangelio barato. Te comparto mi experiencia de vida.