Prudencia en estado puro. Ausencia en estado líquido. Demencia en estado sólido.
… ¡Silencio!
Cálido momento, mirada fija y nítida hacia la humanidad.
Silencio, tenue sonido de la nada misma.
Libertad. Elección. Cautela. Escucha del no sonido. Inexistencia del otro.
Escalofriante frío. Adormecido cuerpo en la humedad.
Ruido vicioso que acalla conciencias cauterizadas. Veneno mortífero del no hablar.
Silencio… llamada interna del alma que suplica por no querer escuchar más.
Gélidas noches de un verano intenso. Dolor. Olvido. Ignorancia… y silencio!
El silencio de los silenciados por ser inconvenientes habladores.
Un silencio frío, duro, espeso y pegajoso.
El silencio que una vez más calla el hedor de los mortales.
Tan sólo un rígido silencio de la existencia mordaz
…¡Silencio y nada más!
Lizzie Sotola – Agosto 2010.