Vivir afectando vidas

Hace casi diez años decidí no creerle más a Dios. Viví un tiempo en que todo lo relacionado a la Biblia, la Iglesia y al Señor eran totalmente ignorados por mi. Cuando me decidí por Cristo como mi única opción, una mujer estuvo a mi lado: Malva, quien hace casi dos años partió con el Señor. Con ella me gustaba charlar largamente porque incentivaba mi despertar academicista, pero también me animaba a despertar conciencias dormidas. Nuestro tema de conversación siempre rondó en ayudar a pensar a los que no piensan. 

Hoy llevé a la iglesia una Biblia que no uso mucho, allí encontré un recorte con una dedicatoria que Malva me hizo en marzo de 2000 y dice así: «En relación al aspecto que te preocupa, cuando los jóvenes te ven como “alguien que la vivió”, está bien que puedan percibir algo que les inquieta, pero Dios tiene a la venta en su “tienda” aquello que no imaginamos. Y está al alcance de la mano. Nunca podremos tener el fruto que tanto deseamos si antes no ha sido sembrada en nosotros la semilla del Espíritu Santo. Sólo Cristo mediante su amor y perdón, puede sembrar esa semilla…». En ese momento, esta dedicatoria fue de gran bendición y aliento a mi vida. 

El viernes me tocó tener el estudio de la célula de jóvenes mayores de 18 años de mi iglesia. La verdad es que no me alcanzó el tiempo para prepararme como mi bisabuelo hubiese deseado (lo digo así porque él solía preguntar a los predicadores cuánto tiempo había dedicado al mensaje. Cuando el mensaje era flojo, seguramente el predicador se había preparado poco). Así, de una manera poco ortodoxa, les hablé de “la fe persistente” y el pasaje bíblico fue Nehemías 1-6. ¡Sí! SEIS CAPÍTULOS… Hice algo que me costó mucho hacer, pero que me gustó cuando alguien lo hizo conmigo alguna vez (¡Gracias Beatriz! Me inspiras mucho). Me volví extremadamente vulnerable ante los ojos de mis amigos. Les hablé de lo que espero y no puedo ver, y como lucho con el Señor por poder ver para esperar aquello que mi corazón anhela. En ese momento miré a Rubén, el anciano capellán de los jóvenes con quien comparto esta aventura de liderarlos. Su cara se iba transfigurando. Es que no estaba siendo muy ortodoxa. Me costó mucho decirles a los chicos qué me pasa. Volverme vulnerable ante ellos y contarles de mi búsqueda de Dios. 

Terminó la noche, y taza, taza, cada uno a su casa. 

Dos días después, una de las chicas me hizo el comentario sobre la reacción de uno de los muchachos sobre lo ocurrido el viernes. Él dijo: «Está bueno que alguien de los que están ahí arriba, se abra y diga lo que le pasa». 

A mi no se me borra de la mente algunas caras. Sí, supe que se identificaron. Otras caras eran de sorpresa y algunas otras de: «¿Qué está diciendo?». Mi sensación fue la de sentirme libre para compartir a Dios desde mi propia vida, desde mis propias luchas, debilidades y fortalezas. Ahí me acordé de Malva y de lo que decía aquella dedicatoria en la fotocopia del recorte que antes mencioné. Me acordé que se puede vivir afectando vidas positivamente. Cuando te das cuenta es una sensación de estar haciendo bien las cosas. 

               «Sobre todo, ámense los unos a los otros profundamente, porque el amor cubre multitud de pecados»
1 Pedro 4:8

Jovenes 

10 comentarios de “Vivir afectando vidas”

  1. Pingback: meneame.net
  2. Lizzie:
    Tan cierto lo que compartes y ojalá que más cristianos puedan ser tan «vulnerables» como lo has sido en este artículo. La verdad es que –a no ser de que seamos monjes hermitaños– todos vivimos afectando de alguna forma u otra la vida de los que nos rodean. Algunos afectan negativamente la vida de los demás; otros lo hacen en forma positiva. Pero, francamente no hay nadie que lo haga en forma absoluta, es decir, totalmente negativa o positiva. Creo que esto de la vida cristiana es un vaivén entre el bien y el mal, entre saber discernir qué hacer, si lo correcto o lo incorrecto. En esto también estamos medio discapacitados todos, ya que no hay nadie que diga: «yo se escoger entre el bien y el mal». Pues, sigue adelante afectando las vidas de los jóvenes de tu iglesia. Y permite que ellos también afecten tu propia vida. Háganlo en forma positiva.
    Te envidio un poco, ya que en el contexto en el que vivo –contexto muy cristiano y conservador– la gente no se abre ni con abrelatas o sacacorcho. La vulnerabilidad es vista como algo negativo; un estigma que simboliza debilidad en el cristiano. Por ello, muchos se colocan la careta del «perfecto cristiano», aquel que todo le sale bien, que todo lo tiene «fríamente calculado», que carece de tentaciones o las que dice tener son infantiles o triviales, que asiste a la iglesia perfecta y escucha sermones ortodoxos, decentemente y con orden.
    En fin, gracias por tu vulnerabilidad… que a todos nos hace falta. (Cf. Stg. 5:16)

  3. ¡Gracias Ale! Primero por tu amistad, sabes que la aprecio mucho. Segundo por vulneralizarte un poco vos mismo. Creo que los entornos como el que describís se rompe dando el ejemplo. Fijate que contrariedad… mientras que Pablo dijo que en su debilidad se hacía fuerte, como premisa bíblica porque el Señor lo fortalecía, hoy estamos tan ciegos que mostrarnos débiles nos pone fuera de juego. Tampoco simular una debilidad que no existe, pero sí la de ser totalmente sinceros ante Dios y los que nos rodean. Es mi desafío.

    Bendiciones! Lizzie

  4. Hola:

    Primero, agradezco a Dios y al Señor Jesucristo, por desatar revoluciones en nuestros corazones.
    Me alegro que Jesus esté provocando a un refresco del Evangelio, y no me refiero a nuevas «tecnicas», las cuales siempre han desviado La Palabra, sino que me refiero a volver a la simpleza pero fuerza tempestuosa y vivificante del Espiritu Santo.

    Sigue adelante y no te rindas.
    Bendiciones desde Chile.

  5. que bueno saber que existen blog de personas que amas al señor
    y además que son tan jovenes, seria muy bueno que todos los jovenes del mundo pudieran conocer ha cristo por que es una forma de poder cambiarnos la vida

  6. Me alegra saber que existen personas que tambien en su andar con Dios se han visto vulnerables, asi como yo. no sabes cuanto me identifico contigo, porque muchas veces a los que estamos «en el ojo publico» del ministerio nos entrenan para que no mostremos nuestras debilidades, porque no esta supuesto a ocurrir……. leer esto ha subido mi animo, y me ha recordado que en mis luchas no estoy sola………………..
    Keep on the good work……………………

  7. Gracias Leda… la verdad es que estoy totalmente opuesta a esa «doctrina» de que aquellos que ocupamos el lugar de liderazgo debemos no mostrarnos como somos. Eso contradice a Jesús. Él se mostró tal cual es, ese debe ser nuestro parámetro. Sí, él era Dios, pero también era hombre. Creo que si le grugían las tripas porque tenía hambre, como me suele pasar a mi misma, permitía que su cuerpo hiciera ese ruido. Pienso que ser personas menos estructuradas y más cercanas a la realidad de las personas a quienes afectamos es lo que Jesús haría.

    Dios te bendiga y ¡ánimo!

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