¿Somos una generación de llorones?

Cuando éramos chicos, mi hermano y yo veíamos diferente el cuadro que acompaña este post. Diego lloraba conmovido por la pena de este niño. Yo lo miraba y me reía de mi hermano sensible y tierno. El cuadro estaba en la sala de nuestra casa. Entrabamos y lo veíamos todos los días. Hoy esta imagen me recuerda nuestra niñez y esa pena de mi hermano que parecía nunca acabar.

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Hoy me tocó hablar con alguien que verdaderamente está en problemas. Atraviesa la edad media, los proyectos no le salen. «Vive de prestado», como me dijo. Su vida pende de decisiones de otras personas. Está desesperada. Me recordó a mi propia desesperación hace unos cuantos años atrás. Recuerdo que entonces, en un hotel lujoso de Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, un pastor y amigo de muchos años se me acercó y me dijo: “Tus problemas están resueltos por Jesús. No te diste cuenta donde están las respuestas. ¡Buscalas!”.
Recuerdo que quería matar a José María Silvestri, el pastor osado que me animó. Pero logró que pensara y que me lanzara a vivir por fe, como lo había pedido meses antes al Señor. Desde entonces he recorrido por valles de sombra de muerte y por verdes praderas de pastos tiernos y saludables.

Cuando comencé a trabajar con el grupo de jóvenes de mi iglesia, ellos eran todos adolescentes en aquella época. Uno de ellos, “Chispita”, me decía que su vida estaba acabada, que no tenía esperanza, que estaba todo mal. Con sólo 17 años la vida estaba terminada.

Años atrás una desilusión me hizo pensar en si quería o no seguir a Jesucristo. Me llevó un tiempo largo definirme. Casi dos años pensando y no haciendo nada al respecto.

Todas estas circunstancias se vinculan entre sí por lágrimas. Por ese llorar que deja de ser cuando asoma el sol en una vida que busca la verdad de Dios. Pensaba en el camino de la vida en Cristo, en las paradas que uno hace como si se tratase de un vía crucis. Un ex profesor del Seminario Bíblico de Fe me dijo una vez que siempre hay “mojones” (señales) en la vida de un cristiano que nos marcan el sendero. Muchas veces esos mojones son personas de carne y hueso, y ¡vaya que sí los hay!…

¿Será que somos argentinos y milongueros? La milonga se caracteriza por ese llanto constante en sus letras, así como lo argento. Llora, llora… (con aire compadrito).

En Argentina la cosa se define entre Gobierno vs el Campo…. Y la gente de mi edad llora, llora… ¿Somos una generación de llorones? Pienso que no, bah! Me consuelo. Me acuerdo de otros personajes. Germán Ortiz, Lucas Leys, Adrián Intrieri y tantos otros que marcaron mi camino como un mojón. Hace unos años nos cruzamos con Germán en Corrientes, ambos fuimos a predicar a jóvenes. Ger habló de decir la edad que se tiene con orgullo de haberla vivido como Dios manda. Germán es un gran tipo que pasó algunas feas y trabaja entre los que la viven peor. ¡Gracias Germán! No quiero ser de la generación de llorones, quiero ser de aquellos que no se avergüenzan en decir que hoy… Hoy tengo 37 años y la vida me sonríe, aunque las circunstancias me quieran decir lo contrario.

¡¡¡¡GRACIAS DIOS!!!!

“…nosotros somos ciudadanos del cielo, de donde anhelamos recibir al Salvador, el Señor Jesucristo.”
Fil. 3:20 (NVI)

12 comentarios de “¿Somos una generación de llorones?”

  1. Hola Lizzie, Saludos
    En cierta forma me he identificado contigo. Pertenezco un poco a esa generación. Son pocas cosas grandes las que nos sacuden impetuosamente, pero las pequeñas nos tocan profundamente y a veces nos quiebran.
    Un Saludo

  2. Hola

    pensaba que esa cultura de llorones argentinos y de pensar que todo lo que nos pasan es culpa de otros, como afecta nuestra relacion con DIOS. Parece mas facil amar a DIOS cuando todo esta bien, si logramos dejar esa cultura de llorones es mas facil descansar en DIOS sabiendo que el tiene el control aunque las cosas no anden bien.

    Saludos

    Gus

  3. Hola Alejandro!

    Creo que estamos acostumbrados a llorar… Ojo no me mofo de la tristeza ajena, de la pena de otros. Señalo que somos tan milongueros para todo. Sonamos a víctima todo el tiempo y… ¿realmente lo somos? Me gusta la idea de despertar conciencias y que nos volvamos más reales. Llorar con los que lloran y reír con los que ríen… y además descubrir que a veces tenemos el llanto fácil en lugar de levantar la mirada hacia la cruz.

    Como la historia de un pariente de un amigo, que dejó de comer esperando una señal de Dios. Cuando vino la señal, la rechazó porque no interpretó que era la señal que pedía… a veces esperamos grandes sucesos que sacudan nuestro entendimiento cerrándolo por las dudas que verdaderamente sea sacudido jaja…

    Gracias por pasar por aquí, leer y dejar tu valiosa opinión.

    Lizzie

  4. Eso Gustavo, ¡eso es lo que creo!

    ¿Te acordás de esa canción de Pablo Bedrosian que cantaba Andrea Francisco? «Déjalo a Dios obrar una aventura en tu ser… Dejo entrar en tu interior, creando paz, dando amor…. Déjalo actuar en tu corazón…» (algo así, Perdón Pablito si cambié la letra, vos me perdonarás). Pero esa es la escencia. Dios actuando en mi ser. Dejándole el control!!!

    Gracias che, por tu tiempo y tu reflexión, ayudan a mi fe.

    Lizzie

    PD: vos sos el hermano de Silvi ¿no?… Creo que nos vimos en Rey de reyes cuando fue Kyosko en mayo, yo soy la fotógrafa. En realidad prensa de la banda.

  5. Hola Lizzie,
    Creo que las lágrimas son buenas cuando cumplen su propósito: limpiar nuestros ojos para que podamos ver bien, es decir, colocar todo en perspectiva.
    ¡En horabuena porque tu optimismo me anima también!

  6. Keila… quizás yo no soy tan sensible y creo que muchas veces las lágrimas que veo son de cocodrilo. OJO no digo que las personas de quienes hablo sean así, son personas muy queridas y que sin duda la sufren. Pero hay una costumbre de llorones como en los valorios de antaño en mi país. Viejas lloronas a quienes se les pagaba ¿entendes? Es eso lo que veo cada vez más y más. Como una necesidad de hacerse ver en el sufrir, victimizarse. Bueno yo hablo de los argentinos jajajaa ya sabes como somos!

    Besos

  7. Ja Gus!!! Capaz que yo me acuerdo mas de vos porque me quedó en la mente tu reacción rápida cuando un pibe se colgó de Fabián y se puso a saltar con los chicos en escena. ¡Tremendo! jajaja

    Che, es un gusto ver tu blog, me resulta muy interesante! (ya lo chusmee a la mañana jajaja). Con gusto hace lo que tengas que hacer. Quiero sumarte en mi blogroll también.

    Bendiciones!

    Lizzie (la amiga de Silvi jajajaja)

  8. Si si, supe eso. Me contó Martín. Fue brutal… ¿te imaginas si sacabas al invitado de la banda? jajajaja… Dios es bueno con nosotros y nos permite reír con situaciones como esta. Estamos para servirle… aunque a veces nos pasan cosas como estas.

    ¡Adelante! y bendiciones!!!!

    Lizzie

  9. Liz:
    Es una alegría enorme poder compartir desde hace mucho tiempo nuestras historias.
    Tiempos de reir, tiempos de llorar, tiempos de broncas, tiempos de festejos, tiempos de sueños, tiempos de abandonos, de poner los pies en la tierra y de saltar para tomar vuelo.
    Es un honor tenerte como amiga.
    Gracias por tus palabras, me animan a seguir y a no suponer que debemso ajustarnos a los LLORONES.
    Tu amigo
    Adrian

  10. Amigo mío!!! Vos sos de los que tengo desde la adolescencia. Todavía me acuerdo que eramos jovenes y atolondrados!!! jajajaja

    Siempre estas a mi lado y tu amistad es una bendición enorme.

    Y si querés llorar, llorá!!! jajajaja

    Besos, licenciado!

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